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Caos y sociedad

El jueves 1 junio, 2023 a las 4:15 pm
Caos y sociedad.
Caos y sociedad.
Créditos de la imagen: Nova Chubut.

Caos y sociedad.

Elkin Quintero

«Debe ser muy grande el placer que proporciona el gobernar, puesto que son tantos los que aspiran a hacerlo.» – Voltaire.

En los tiempos que nos dominan, la distopía, aquella visión negativa para la humanidad de un futuro posible o de un presente alterno, ha hecho presencia en nuestras formas de expresión y en los modernos discursos políticos que intentan engañar a “los nadies”, se ha disfrazado con frases de “vivir sabroso”, “potencia mundial de la vida”, “puro corazón”, “Valle invencible”, “motivos para avanzar”, “creo”, “nuestro proyecto común”, entre otros muy bien logrados y trabajados desde la emoción y la lisonja. Sin embargo, aún estamos a tiempo de no volver a equivocarnos.

Porque de hacerlo, sería triste reconocer que el escenario electoral, como medio de expresión social, jamás ha estado exento de navegar por esas narrativas de emoción y dádivas. Recordemos que las representaciones distópicas de nuestros territorios han sido parte o trasfondo narrativo de este tipo de expresiones politiqueras desde vieja data, y ahora vuelven con todo su despliegue mediático y económico, y parece que el pensamiento de Voltaire cobra vigencia.

Volviendo a nuestras realidades, en determinados momentos de nuestra historia pareciera que esos “nadies” intentan remontar la pesada pendiente, pero caen de nuevo al precipicio para intentar, como Sísifo, desafiar el poder y alcanzar un verdadero estado de bienestar. Hoy, en muchos lugares de nuestros territorios, se encuentran ellos en una de las más peligrosas encrucijadas de su ya larga historia de dolor y exclusión, confundidos por las violencias en un mundo que rueda y que los obliga a exponerse a la rebatiña electoral.

Por un lado, para muchos candidatos parece ser que “los nadies” son la presa más fácil, porque serán rápidamente seducidos por la ilusión de un orden y una equidad social soñada. Algo complejo y difícil de entender. Por lo tanto, la complejidad de tal realidad puede ser vista como una mezcla de las interpretaciones precedentes de discursos salidos de la selva, el campo o la ciudad, o de las vivencias de izquierda, derecha o centro.

Lo único cierto es que vuelven las mentiras al escenario público. Una verdad del día de políticos y politiqueros; ellos, mediante la simplificación artificial de la realidad, a través del militarismo, el dogmatismo, la concentración del poder y el reglamentarismo étnico y religioso, buscan sostener y perpetuar su legado y bienestar. Si volvemos a caer en sus redes no debemos quejarnos, porque seremos el resultado de nuestras decisiones.

Es el tiempo preciso para considerar que seremos tentados por nuevas corrientes de pensamiento político que comienzan a aflorar en la superficie después de mucho tiempo de vida subterránea, pero urge preguntarles, ¿cuáles son las convicciones que los impulsa a intentar ordenar un mundo caótico? ¿De verdad los mueve ayudar a “los nadies”, o solo los impulsa el poder y el bienestar en un estado social de derecho que todo lo permite?

Las respuestas quizás sean convincentes, o rocen con lo carnavalesco. Lo único cierto es que, inevitablemente, el 29 de octubre se nos obligue de nuevo a convertirnos en sujetos altamente resilientes, en el sentido de ser capaces de adaptarnos a las infinitas y súbitas variaciones en sus estados de ánimo, ideas políticas o simplemente a su enorme variedad de formas.

Pero debo advertir como lo hice en épocas pasadas, que candidatos y precandidatos expresarán moderadamente los conceptos fundamentales de una sociedad en orden y de vanguardia. Vociferarán la unidad como punta de lanza de sus ideas. Pero, ya en el poder, dividirán todo en bueno y malo, capitalistas y socialistas y pretenderán a toda costa reivindicar lo afrodescendiente o lo indígena como modus operandi de una sociedad en caos. Cali, Popayán, Inzá, el Cauca y el Valle del Cauca son clara muestra de mi narrativa.

Es momento para reconocer que hoy, muchos, en la palestra pública considerarán que el caos puede ser visto como una exacerbación de la complejidad en la que aumentan exponencialmente los conflictos, la inseguridad y la incertidumbre, y que solo con ellos o ellas aumentará intensamente la gobernabilidad, la confianza, el progreso y la inclusión. No olvidemos los sucesos, causas y consecuencias de los pasados comicios territoriales y nacionales, y que no sean solo datos y palabras pasados de moda. Invito a los que ejercen el derecho al voto para que sean críticos al observar nuestra realidad política y elegir a quien planea un verdadero cambio en nuestros territorios, para así evitar que la democracia, la libertad, el progreso, el orden y la unidad desaparezcan o queden a servicio de unos pocos.

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