Durante el rito de esta eucaristía, los padres renovaron sus promesas sacerdotales y en medio de la homilía, el arzobispo se dirigió a los presbíteros para manifestar que cada celebración actualiza el misterio de la pasión, por ello no deben olvidar la respuesta a sus promesas y los invitó a comprometerse con la renovación constante de su ministerio.

“Estamos en una gran iglesia con comunidades sorprendentes, una iglesia con muchos logros y grandes focos. Nosotros nos ofrecimos a Dios, fue un momento de libertad y ofrecimientos, pero hoy con lo que somos estamos para renovar delante de la comunidad esas mismas promesas”.

Agregó que el clero presbiterial está en capacidad de volver a empezar, “tenemos derecho a equivocarnos, pero no tenemos derecho a dejar plantado a Dios con su poder de renovarnos”, puntualizó.

En la ceremonia invitó a todos los feligreses y presbíteros a construir una iglesia que opta y prioriza la tarea de la Paz.

“Vamos por la iglesia caucana que se hace sierva de la Paz, todas las formas de paz: la paz interior, la paz de un hogar, la paz de alguien que se confiesa. Cada uno de nosotros tiene un rol en esa tarea, en ese compromiso de la paz”, subrayó el arzobispo de Popayán.

Finalmente, pidió a las comunidades y los fieles acompañarlos a través de la oración “oren siempre por nosotros y que el señor derrame muchas bendiciones en nuestro ministerio”.