
Foto: Kien y ke.
Alborada y júbilo nacional

Para bautizar con una palabra adecuada sobre lo sucedido en Colombia el pasado domingo 7 agosto de 2022, fiesta patria inamovible y clásica, encontré con mi amigo el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE); el sustantivo femenino y singular ALBORADA, con los siguientes significados principales: “Tiempo de amanecer al rayar o comenzar el día. Música al amanecer y al aire libre, para festejar a alguien”.
Precisamente al instante recordé, amables lectores (as), que ese día patrio, 7 de agosto, conmemoramos los 203 años de la Batalla de Boyacá en la cual “El Libertador” Simón Bolívar enfrentó en forma valiente con un número reducido de soldados patriotas al poder español, afincado en Colombia por 300 años de dominio absoluto, prácticamente desde que Cristóbal Colón encontró a América desde el 12 de octubre de 1492. Éramos a no dudarlo, una colonia española y por eso, el significado simbólico de esa batalla, con la cual se establece la independencia de Colombia, a la manera de un amanecer patrio o alborada colombiana.
Ahora bien, trasladando ese símbolo patrio de Boyacá, a lo que sucedió el 7 de agosto de 2022; con la posesión en la Casa de Nariño del nuevo Presidente de Colombia Gustavo Francisco Petro Urrego, el número 42, encontramos cierta similitud; porque al llegar a la Presidencia por primera vez un presidente de izquierda, la historia de Colombia se renueva, adquiere otro sentido; para ponerse al día en la evolución política de América del Sur, cuando la mayoría de países han optado por ese viraje, marcando así un hito en la historia de Colombia cuando antes de Petro gobernaba la democracia más antigua de América Latina, surgiendo así otra alborada porque se rompió así la hegemonía de casi doscientos años de vida republicana; desde 1822, siendo la primera vez que la izquierda llega a gobernar a Colombia.
Esa nueva alborada o amanecer colombiano, queda cimentada en mi concepto personal cuando Gustavo Petro en su primer acto de gobierno oficial, ordenó a la Casa Militar sacar del Palacio de Nariño la espada de “El Libertador” Simón Bolívar; para llevarla hasta la Plaza de Bolívar, en un acto público que fue muy aplaudido por los asistentes; ante la intransigencia del saliente expresidente Iván Duque, quien desde un principio se negaba a conceder el permiso para hacerlo, con miles de disculpas. Solamente así, el nuevo mandatario prosiguió a continuar con su discurso de posesión.
Del discurso vamos a comentar algunos apartes, en mi concepto muy importantes: “la solidaridad está en el impuesto que paga el que pueda pagarlo”. Refiriéndose a la necesidad de que quien gana más, lo haga sin miramientos; “la unidad de la región no puede ser retórica. Hoy necesitamos estar juntos”: aludiendo a un sueño bolivariano de la unión americana; “en mi gobierno no serán perseguidos los opositores políticos”: aceptando y teniendo en cuenta los argumentos de los llamados partidos de oposición; “que la paz sea posible.
«Tenemos que terminar, de una vez y para siempre, con seis décadas de violencia y conflicto armado. Se puede, cumpliremos el Acuerdo de Paz.”. Siendo este anuncio el principal de su alocución presidencial.
En conclusión: así como García Márquez escribió sobre “las estirpes condenadas a cien años de soledad no tendrán una segunda oportunidad sobre la tierra”; Petro recordó que a partir de ese día de su mandato habrá una segunda oportunidad en la Colombia de lo posible, en la hora del cambio.
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