Febrero 3 de 2009
«Yo sabía que Uribe no me iba a perdonar», afirmó la líder indígena Aida Quilcué al culpar al gobierno de la muerte de su esposo, a manos del Ejército, y manifestar que todo fue planeado como un falso positivo tendiente a mandarla a la cárcel.
La consejera mayor indígena del Cauca, que este miércoles recibió de manos de más de 50 organizaciones de mujeres el premio «Cacica La Gaitana», aseguró que su intervención fuerte contra el presidente Uribe en un consejo indígena en el resguardo La María, en Piendamó, Cauca, le iba a generar problemas y persecuciones porque «En Colombia, luchar por medios pacíficos contra la guerra no solo es difícil sino cruel», dijo.
Aseguró que en los registros estatales se tenía su nombre tras regresar de Europa, donde denunció que la primera ‘minga indígena de resistencia’ dejó un muerto y 60 heridos, algunos de ellos lisiados. «La minga social dejó un muerto y 122 heridos. Y tras la minga, el siguiente muerto fue mi esposo (Edwin Legarda)».
Dijo que en la madrugada del atentado su esposo, ya herido, condujo el vehículo cinco kilómetros y «de esa manera salvó mi vida y evitó el falso positivo, pues encontramos que en los inventarios de los soldados sobraban dos fusiles y unas armas. Al evitar mi esposo el falso positivo, pues iban a decir que éramos guerrilleros, me salvó, pues yo no solo estaría llorando su muerte sino en una cárcel», aseguró con frases cortadas por sollozos.
Y agregó que Uribe tendrá que pagar, ante la justicia de la Madre Tierra, ante el Ser Superior, pues lo ocurrido con Edwin es solo un caso, «pero son muchos más los crímenes impunes por los que tendrá que responder».
El premio Cacica La Gaitana que la Organización de Mujeres contra la Guerra le entregó en Bogotá a Aida Quilcué consistió en una estatuilla de plata, mientras que cada una de las organizaciones le dieron presentes como semillas, flores, sombreros, un huzo con lana para tejer, fibras de cabuya, un bolso, cirios y veladoras y una estampa de la Virgen de Guadalupe, entregada por la Asociación de Mujeres Católicas.
Prensa Indígena Chaskinayrampi
martes 3 de febrero de 2009
Reconocimiento a Aida Quilcue
Lunes, 2 de febrero de 2009
SIEC. ONIC. Bogotá, Colombia. EL MOVIMIENTO SOCIAL DE MUJERES POR LA PAZ Y CONTRA LA GUERRA, este martes 3 de febrero, realizará un acto simbólico en el marco de la entrega del premio nacional LA GAITANA 2009, en reconocimiento al aporte de la mujer en la construcción del tejido social en medio de la guerra.
De modo que de mujer a mujer, más de cien mujeres de todas las regiones, nutrirán el acto en Bogotá, en el Hotel Suite Jonesa partir de las 5 de la tarde, tendrá como centro «el reconocimiento a AIDA QUILCUE, Consejera Mayor del Consejo Regional Indígena del Cauca, CRIC, por su labor a favor de los derechos humanos y ejemplo de resistencia que en otrora demostrara la Cacica la “Gaitana».
Será la oportunidad no sólo para reconocer el aporte de Aida, sino también a sus dos coequiperas, las dos Consejeras del pueblo Yanacona y Kokonuco, a la cabeza de la primer mujer como Consejera Mayor del CRIC, «aporte notable y reconocido por sus comunidades, sus pueblos, el movimiento indígena, la ONIC, la comunidad nacional e internacional, y que bueno que las mujeres de otros sectores con quienes venimos haciendo minga de pensamiento, reconozcan la participación REAL de estas tres mujeres indígenas, quienes representan el coraje y la participación milenaria de las mujeres indígenas en el tejido social de nuestros pueblos y de la Colombia que nos merecemos», así lo indicó, Dora Tavera, Consejera de Mujer, jóvenes y generación de la ONIC.
El movimiento social de mujeres por la paz y contra la guerra, surge hace más de una década con la campaña “cadena de mujeres por la paz” en el Magdalena Medio, cuando cientos de mujeres se reúnen para expresar su cansancio frente a la guerra y proponer alternativas de paz. Entre conversaciones, encuentros y vigilias, logran convocar a miles de mujeres en gigantes movilizaciones y provocadoras campañas que llaman la atención de comunidad nacional e internacional.
Hoy, son indígenas, campesinas, madres comunitarias, trabajadoras, académicas, desplazadas, mujeres populares, mujeres afrodescendientes, políticas todas, organizadas todas, hacen presencia en las distintas regiones colombianas con más de 50 organizaciones, unidas en el movimiento social de mujeres contra la guerra y por la paz para construir el país que sueñan para sus hijas e hijos.
Hicieron escuchar sus voces a través de los relatos de vida escritos por las mujeres en el 1996, convocaron la opinión pública en la movilización del 2002 contra la guerra, con campañas como la desmilitarización de la vida civil en el año 2000, Campaña contra el terror “hagámosle el amor al miedo” en el año 2001, las mujeres insisten en ser escuchadas y resistirán activamente por que al decir de ellas: “las mujeres somos parte de la solución, las mujeres en el tema de la paz somos sujetas políticas”.
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